Drodegónes







Room,Oleo sobre lienzo,100 x 120 cm,2006

Dia gris,Oleo sobre lienzo,100 x 120 cm,2006



Vino rojo,Oleo sobre lienzo,100 x 120cm,2006



Window,Oleo sobre lienzo,100 x 120cm,2006


Tv Off,Oleo sobre lienzo,120 x 100cm,20


 Este texto es una fabulosa cortesía del escritor, narrador y amigo Oskar Corredor para esta entrada.


Retroexpectativa de un Esquimal

Una noche

Una noche toda llena de barullo, de petardos y de música de balas

Una noche posmoderna, como ésta

Fragmentada

Y, en una de estas noches ¿qué alternativas tengo?, escurro una botella, me fumo el penúltimo cigarro, le digo adiós a mis muertos, salgo del baño, camino, voy al teléfono, no logro encontrar ese número salvavidas, me cae la ceniza en el pantalón de mañana, poco que beber, nada que esperar. Aún así, sin nada, camino a la ventana…

Por acá entra todo, como siempre, por los huequitos. Alguien decía que la casa está hecha de material sólido, pero lo que la hace habitable son las puertas y las ventanas: los espacios vacíos.

-      ¿Rescoldos del Tao Te King?

-      Evidencias del Je ne sais quois

Parpadean las luces, pasa un bus, pitan quince carros, ladra un perro, cruza un ovni, muere un niño. ¿Qué pasa por la calle?, nada, no pasa nada…

Ahí está: La mitad de afuera.

¿La ciudad?

La ciudad, el cielo, la tierra, los cielos más allá del cielo, los agujeros negros, las órbitas oculares de los cráneos, abajito de la tierra, a lado y lado de las carreteras.

Del otro lado de la

Ventana.

La mitad de adentro. Se deduce por oposición. ¿Me regala un cigarrillo?, ahí están, uy, pero es el último, hágale que ahorita salgo.

Hey, viejo, lo llamaron, ¿qué dijeron?, que llegan por ahí a las once, ah, bueno, entonces no hay que salir, ellos traen de todo…

Es curioso. Cuando uno está quieto, todo lo demás fluye.

No son muchos los que vienen. Tres o cuatro de la Barra de Los Necios, no todos, siempre se necesita algún Necio allá afuera. Las Chicas, claro que vienen (sin ellas para qué la noche), seguro traen

las cartas, un par de alienígenas, algo que beber, mucho que fumar y los demás juguetes, ¿no tiene un cigarrillo en su caleta?, no la caleta murió al mismo tiempo que el niño de afuera, ah vaina, entonces péguelo que ya está molidita…

Toda buena noche debe tener su evasión. También un cuchillo y, por supuesto, un cielo.

¿Se lo va a fumar todo o qué?

Ay, pero,  ¿porqué las drogas y hablar de eso tan feo?

¿Y porqué no, si estamos adentro?, aquí se sabe que allá afuera se habla de todo pero desde aquí se ve de lejos, con pinzas, casi con asepsia. Se habla de los muertos de por aquí, de la modelo con la cabeza llena de coca de por allá, pero por allá, por el otro lado del planeta, como si fuera otro cosmos y nosotros, turistas, no más… ¿Y por acá?, ignorar, banalizar, callar. Tapar lo feo, como los gatos.

Pero… ¿Quién le cambia el cajón a un gato del tamaño de un país?

Negros pensamientos. Dejo que vuelen, como pájaros o cometas, como platillos o como todas las cosas que vuelan. Aspiro, contengo, contengo, suelto. Nada que llegan. Espero con fe de Raeliano. Miro otra vez por la

Ventana.

Afuera está la calle, la carretera, el camino. ¿cómo será lo que vea cuando afuera esté el océano?. Afuera de mi

Ventana…

La puerta se abre y parte del mundo desfila hacia adentro, más cerquita, más desprotegido, de pronto. ¡Por fin, cigarros!, ¿me regala uno?, Armandoooooo ¿no tiene una tarjeta o algo más decente que este cuchillo? ¡mucho neandertal!, con permiso sigo al baño.

Es importante que estén todos los elementos. Ni uno más, pero en ningún caso menos. Cada uno cuenta. Si además de los vasos y las voces y el sudor se agrega una tarjeta de crédito y un pasaporte, es que hay viaje y hay recursos y somos jóvenes. ¡Me canto y me celebro, me celebro y me meto en la cabeza lo que me pongan!. Tal vez no sea la verdad y la vida, pero sigo siendo el camino. Al menos un pare. Pare un momentito, suelte ese libro, chino. ¿de verdad es chino el libro?, ¿quien pregunta?, uno de los Necios, es obvio.

Otro juega cartas con Las Chicas. Asoman los corazones. Mala vaina. Jugar entre tres con los corazones nunca trae nada bueno. ¿Me regala otro cigarro? ¡Pero como fuma este güevón!. El Necio perdió. No siempre pasa, no es tan fácil.

Se va hacia el fondo junto con su sombra, y en el cristal se ve el reflejo de su cara, como alguien que se asoma, alguien que mira la farra desde afuera, del otro lado de la

Ventana.

Ni todas las farras son iguales, ni todas las botellas contienen el mismo licor, ni todas las líneas las mismas ansiedades. En la misma noche fluctúa el ánimo y por momentos cantas y se cruza el pasado y el presente da rabia y también te preguntas ¿Qué será de los viejos?, ¿estará alguno -como siempre- asomado a la

Ventana?

Yo no se a usted, viejo, pero a mí me parece clave eso de mirar al cielo y también a los infiernitos personales, ¿no?, mirar hacia abajo con placer y con cierto miedo guardado, sin dejar de mirar hacia arriba con ternura y con una nostalgia hecha de pura inocencia residual, mejor dicho, hermano, con esperanza.

Que se acabó el trago, que toca hacer una vaca, que ¿quién está encerrado en el baño?, llevan ahí como dos horas y yo, fresco viejo, pase al otro. ¿otro pase?

Amanece. Queda media botella de vino, ceniceros por todas partes y me va a tocar fumarme una colilla porque todas las cajas están vacías. Se fueron todos. Queda un alien tirado en la mitad de la sala. Cuando tenga lista la maleta lo despierto. Uhhhh, ¿quién dejó así el puto baño?

Me vale hongo. Que limpie la de la inmobiliaria. Que se quede con los ceniceros y con la sangre. Que se meta al alien por el culo. A mí que me importa. A mí me espera el camino…



Oskar Corredor


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